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Una de las temáticas más frecuentemente preguntadas al colectivo de morfopsicólogos es la relacionada con los gemelos monocigóticos o univitelinos, más conocidos como gemelos idénticos. Muchas personas nos preguntan cómo puede ser que en gemelos monocigóticos, familiares o conocidos, se observen diferencias individuales en cuanto a personalidad o comportamiento, si los rostros son idénticos. Acostumbro a decirles que para un ojo no entrenado esos gemelos son idénticos, pero que si se fijan con atención verán que sus rostros no son completamente iguales. Ya desde el nacimiento, los gemelos monocigóticos muestran diferencias en sus rasgos faciales, en mayor o menor medida.

 

Nuestra compañera y diplomada Ana Moscoso me dio a conocer el magnífico trabajo del fotógrafo alemán Martin Schoeller, quien durante dos años se dedicó a fotografiar gemelos monocigóticos revelando que, aunque a simple vista puedan parecerlo, estos no son idénticos sino que en ellos se aprecian diferencias. En sus fotos podemos observar como la mayoría de estas diferencias son estructurales y, por tanto, no son debidas a la influencia ambiental. Ésta sólo puede modular en parte la expresión génica, sin poder incidir en la estructura profunda del individuo. Por ejemplo, el ambiente no puede cambiar la estructura ósea o el emplazamiento en el rostro de los receptores sensoriales.

 

Durante el desarrollo embrionario rostro y cerebro evolucionan interconectadamente. Kjaer (1995) va más allá: «El rostro, el esqueleto craneofacial y el sistema nervioso central y periférico tienen un desarrollo interconectado». Las pequeñas diferencias en el desarrollo de los cerebros de los gemelos, suponen ligeras diferencias en sus rostros y, dado este desarrollo interconectado, diferencias en su personalidad, comportamiento y en su tipo de inteligencia.

 

Estudios con gemelos monocigóticos criados por separado y con gemelos dicigóticos criados juntos parecen apuntar en esta dirección; el 70 % de la varianza del CI se asocia a variaciones genéticas y la heredabilidad del mismo aumenta con la edad. Las similitudes entre gemelos monocigóticos se obtuvieren en múltiples mediciones de personalidad y temperamento; procesamiento de la información y habilidad mental;  intereses ocupacionales, vocacionales y de ocio; así como en actitudes sociales (religiosidad y tradicionalismo), las cuales se suelen considerar rasgos distintivos de la personalidad (Bouchard Jr. y otros, 1990). Estudios más recientes demuestran que existe una influencia combinada de factores ambientales y genéticos, aunque globalmente estos últimos tendían a influir en mayor medida (Markon y otros, 2002). Todo esto no quiere decir que estemos totalmente determinados genéticamente, aunque sí sabemos que la huella genética tiene un gran peso en nuestra interpretación del entorno. Wilson (1983) habló así de los resultados de su estudio con gemelos:

 

«Así ocurrió en el estudio de Louisville sobre gemelos monocigóticos y dicigóticos, en el que éstos últimos se fueron diferenciando en el CI a medida que transcurria el tiempo. Sin embargo, los gemelos monocigóticos mostraron el patrón opuesto, es decir, a medida que tenían más años, manifestaban capacidades intelectuales más similares».

 

Esto sería lo que McCartney y Scarr (1983) llamaron correlación genes-ambiente activa, o selección de experiencias ajustadas a la predisposición genética de cada uno, que parece incrementarse con la edad.

 

Sabemos que el medio puede modular en parte nuestra persona, aunque debemos tener presentes que somos nosotros con nuestra estructura quienes interpretamos el medio que nos rodea. Se acepta que la identidad genética hace que se busquen, seleccionen y creen ambientes en consonancia con ésta identidad (Plomin, 1999; citado en Jayme, 2009).

 

La Morfopsicología nos permite un conocimiento consciente de nuestra estructura profunda y la dinámica implícita que nos anima. Este conocimiento consciente nos permite comprender nuestro entorno de una forma más objetiva y tomar decisiones más independientes de nuestra dinámica inconsciente, posibilitando un mayor y mejor desarrollo de nuestras potencialidades.

 

Os dejo aquí algunas de las fotografías de este magnífico fotógrafo para que vosotros mismos podáis observar que los gemelos idénticos no lo son realmente. No obstante sí comparten muchos rasgos y éstos los hacen más parecidos entre sí que la semejanza existente entre gemelos dicigóticos o entre hermanos no gemelos. A mayor parecido facial entre gemelos monocigóticos cabrá esperar un mayor parecido en su personalidad y comportamiento. Inversamente a menor parecido facial cabrá esperar más diferencias individuales respecto a personalidad y comportamiento, entre otros aspectos.

Cristina Gabarre

Referencias bibliograficas

Bouchard Jr., T.J., Lykken, D.T., Mcgue, M., Segal, N.L. y Tellegen, A. (1990). Sources of human psychological differences. The Minnesota twin study of twins reared apart. Science, 250, 223-228.

Jayme, M. (2009). Guia d’estudi de Psicología de les diferencies individuals. Barcelona: FUOC.

Kjaer, I. (1995). Human prenatal craniofacial development related to brain development under normal and pathologic conditions. Acta Odontol Scand, 53, 135-143.

Markon, K.E., Krueger, R.F., Bouchard Jr., T.J. & Gottesman, I.I. (2002). Normal and abnormal personality traits: evidence for genetic and environmental relationships into the Minnesota Study of Twins Reared Apart. J Pers, 70 (5), 661-694.

Scarr, S. y McCartney, K. (1983). How people make their own environment: A theory of genotype – environment effects. Child Development, 54, 424-435.

Schoeller, M. (2012). Identical: Portraits of Twins. New York: teNeues Publishing Company.

Wilson, R.S. (1983). The Louisville Twin study: Developmental synchronies in behaviour. Child Development, 54, 298-316.

 

5 comentarios

  1. Acabei de ler e completamente de acordo. Muitissimo bom o artigo Cristina. Parabéns. Eu e o meu irmão gemeo somos à primeira vista absolutamente iguais. Para um olhar não habituado, parecemos uma copia um do outro. Mas entre outras coisas a minha natureza mais disperso-reaccionante, os meus sentidos ligeiramente maiores fazem de mim uma pessoa muito mais expansiva e socializante. bjs

  2. Genial el trabajo de esos dos años Martin Schoeller.

    En estas fotos realmente pueden verse las diferencias que hay entre gemelos monocigóticos, aunque a primera vista pareciera inaudito.
    Hay que matizar, como bien indicas en el artículo, que hace falta un observador entrenado para detectar esas «sutiles» diferencias.

    La cuestión es que todos somos únicos, sin excluir el caso de quienes son gemelos univitelinos.

    Siempre habrá uno de los hermanos que predominará sobre el otro, ya que como indicas, desde el nacimiento, los gemelos monocigóticos muestran diferencias en sus rasgos faciales, en mayor o menor medida, por lo tanto uno de ellos dominará inconsciente al otro y al entorno, ya sea por su apertura de receptores, fortaleza de marco o tonicidad entre otros muchos factores, detalles que podemos evaluar y valorar con claridad desde la morfopsicología.

    Un placer haber accedido a este artículo Cristina.

    Saludos.

  3. Interesante el abordaje que emprende la autora Gabarre en relación a la dicotomía genético-ambiental. Es difícil esclarecer en qué grado lo genético y/o lo ambiental influye en el desarrollo de nuestra personalidad.

    La Morfopsicología nos ayuda a ser más conscientes de nuestras tendencias inconscientes y de esta forma mejorar nuestras potencialidades.

  4. Hola, quisiera saber si tienen algún texto publicado, estoy haciendo una investigación de maestría del análisis en el discurso visual en la publicidad y me parece pertinente agregar algo sobre este tema.

    Alguno que me recomienden?

  5. Buenos días Rodrigo,
    Le paso una referencia del libro del Dr. Gabarre.
    – Gabarre, J. (2007). El Rostro y la Personalidad. Barcelona: Flumen.
    El Dr. Gabarre realizó una tesis-investigación, pero todavía no ha sido publicada.
    Si la presentación de tu tesis no es inminente, le sugeriría que contactases con nosotros nuevamente dentro de 6 meses, por si se este trabajo ya se ha publicado.
    Saludos,
    Cristina Gabarre.

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